“Nivel del debate electoral es muy bajo, pero el del pueblo lo es aún más”, dice analista.
Abocada a resolver el misterio de por qué las encuestas para las elecciones peruanas de abril del 2006 siguen desafiando los pronósticos más sesudos y rigurosos de los politólogos locales, la encuestadora D&G acaba de lanzar sus resultados y una conmocionante conclusión: las preferencias electorales son impredecibles simplemente porque los encuestados son estúpidos.
“O estamos formulando mal las preguntas de modo que no nos hacemos comprender, o hemos de concluir que el grupo de encuestados, si lo visualizáramos como una persona, posee la masa encefálica de un niño de cinco años, con todo sus caprichos, cambios de ánimo, temores y pánicos”, dijo Jorge Gutiérrez, gerente de D&G. “Me inclino más por lo segundo”.
Según D&G, a la pregunta de “¿Por quién votará usted para las próximas elecciones?”, los resultados fueron los siguientes: Lourdes Flores 30%, Ollanta Humala 29%, Alan García 18% y Valentín Paniagua 9%. Sin embargo, ante la pregunta “A quien considera el mejor candidato”, un 65% dijo que Valentín Paniagua y un abrumador 80% lo calificó como el “más honesto”. Luego, a la pregunta de cuál es el candidato por el que definitivamente no votaría, Paniagua volvió a encabezar la lista con 53%
“Para cualquier analista esto es absolutamente contradictorio. Increíblemente estamos ante un electorado tan estúpido que está dispuesto a entregar su voto por un candidato en el que no cree. También podemos concluir que la desesperanza se ha instalado de tal modo entre nosotros que obtenemos un cuadro lleno de absurdos. Pero no hay que darle más vueltas: al siguiente presidente del Perú lo eligirá una masa de idiotas”, sentenció Gutiérrez.
En otra pregunta, “¿Quién cree que más responsablemente manejará la economía?”, Flores encabeza la lista con 25%, seguido de Paniagua con 20%. Humala aparece al fondo con 2% y García más abajo aún con 1%. Pero desafiando toda lógica, el 28% de los electores respondió que con Humala su propia economía mejorará. Mientras que un sorprendente 30% admite que su propia economía no le importa. Preguntado por las razones, la repuesta más habitual de este 30% fue la siguiente: “Porque no tengo economía”.
“Estamos a un electorado voluble, inclasificable, que se resiste a ser medido y parametrado y también, cómo no, a responder unas simples preguntas con inteligencia mínima”, comenta el sociólogo Felipe Ferrini del PUCP, “hoy por hoy, las encuestas se han convertido en un juego del gato y el ratón: ¿qué es lo que finalmente creen los electores?, ¿cuál será el candidato que eligirán? Más implacablemente, ¿les interesa realmente tener un presidente?”
Ante esta situación de flagrante impredictibilidad, D&G ha empezado a hablar de un posible “cabinazo” el 9 de abril.
“Al parecer todo se resolverá en esos escasos veinta o treinta segundos que transcurren desde que el elector recibe su cédula de votación e ingresa a la cabina. Ahí, en esa soledad de tres pasos, sin la contaminación de las encuestas, periódicos y los comentadores políticos, el elector hallará su momento de lucidez y decidirá su voto”, dice Gutiérrez”.
“Por lo tanto, me animo a decir que cualquiera de los candidatos puede ser presidente. Es más, creo que muchos electores votarán al azar. En ese sentido, pensar en un debate de ideas no sólo resulta risible, sino un gasto inútil de recursos”, añadió.
La encuesta de D&G fue encargada por un pool de diarios locales.
